Programa de Capellanía Comunitaria

Programa de Capellanía Comunitaria

Coaching Community

El programa completo Incluye (varía de acuerdo al país):

  • Libro de texto
  • Pequeña biblioteca virtual de capellanía (7 libros de consulta en formato PDF en CD).
  • Toga y birrete para graduación
  • Una Chapa de Capellanía
  • Certificado de Graduación
  • 7 semanas o 7 meses (depende de cada país) con clases de 6 horas cada sesión.
  • Cena de graduación (entrada para una persona – se venderán tickets extras, opcional).

Cada centro de capellanía, antes de comenzar debe promoverse el programa con autoridades  de la ciudad (policía, bomberos, autoridades locales, para presentarle el programa y conocer más de cerca como este programa pudiera ayudarles en su comunidad.

Este programa está avalado académicamente por la Universidad Cristiana Internacional El Shaddai y eclesiásticamente lo certifica el ministerio internacional Moedim Ministries and Academic Association, Inc.

IMPORTANCIA DE LA CAPELLANIA INSTITUCIONAL EN LA COMUNIDAD E IGLESIA LOCAL

CAPELLAN. Sacerdote o ministro religioso que sirve en la capilla de una institución, o que cumple funciones pastorales en las fuerzas armadas o en una institución educativa u hospitalaria. El término se aplicó originalmente al sacerdote que custodiaba la capa (del lat. cappella) de San Martín de Tours (ca. 316–397).

El dilema conceptual entre el ministerio pastoral de la iglesia local y la capellanía: Similaridades y diferencias

En el mundo hispano parlante, las distinciones entre el ministerio pastoral en la iglesia local y el ministerio de la capellanía en el hospital aún no se han hecho claras. Muchos conciben la capellanía como una extensión del ministerio pastoral de la iglesia en el hospital. Otros designan y enmarcan las funciones ministeriales de los capellanes en la misma forma en que enmarcan y definen el pastorado en la iglesia local.

Sin dudas estos y otros supuestos tienen algo de cierto, pero, no son totalmente correctos. La experiencia propia como capellán en varios hospitales me ha demostrado que cuando ocurren conflictos ministeriales entre los pastores y los capellanes, estos surgen a raíz de las percepciones y expectativas que algunos pastores tienen sobre los capellanes y la manera en que éstos funcionan.

Con el fin de explorar las diferencias entre ambos ministerios sugerimos la siguiente metáfora. De la misma manera en que dos ramas en un mismo árbol están esencialmente relacionadas la una a la otra, pero a su vez son independientes y distintas la una de la otra, de igual modo ocurre entre el ministerio pastoral de la iglesia local y el ministerio de la capellanía en el hospital. Ambos ministerios aunque parten de un mismo tronco ministerial son sustancialmente diferentes, como lo serían dos ramas en un mismo árbol.

A partir de esa premisa, sugerimos a manera tentativa que el ministerio de la capellanía, en cualquiera de sus contextos –bien sea en una base militar, en instituciones correccionales o en otros contextos ministeriales– es un ministerio en continua tensión. Áreas como la teología desde la cual operan los capellanes, su identidad pastoral, el cómo mantener, a la vez que armoniza, el elemento de integridad ética pastoral en un ambiente que observa una ética secular y su entendimiento en torno a cómo ejercer su ministerio en el contexto específico en que se encuentra, nos dan las primeras indicaciones de los tipos de tensiones que experimentan los capellanes.

Sin intentar establecer categorías estrictas, podemos decir con seguridad que existen por lo menos siete diferencias substantiates entre ambos ministerios. Las siete diferencias o áreas de tensión son las siguientes: enfoque en educación teológica, libertad funcional, identidad pastoral, contexto ministerial, tipo de relaciones pastorales, recursos utilizados para proveer cuidado pastoral, teologías pastorales y teologías de cuidado pastoral. Es a raíz de estas variaciones que nacen las diferencias entre ambos ministerios pastorales, las cuales procedo a examinar.

Enfoque en educación teológica

En términos generates, el capellán profesional y el pastor podrían tener la misma preparación académica. Esta bien puede ser una Maestría en Divinidad (M. Div.), o en Artes en Religión (M.A.) la cual han recibido de una universidad o un seminario teológico. En este sentido, ambos han adquirido las debidas destrezas en materia de estudios bíblicos y teológicos, historia de la iglesia, filosofía, artes ministeriales y otras áreas de interés al grado académico. Ambos también han sido ordenados al ministerio por sus debidos cuerpos denominacionales.

La distinción principal entre ambos ministros estriba en que el capellán profesional se ha certificado en la rama de Educación Clínica Pastoral (ECP). Usualmente, este es un entrenamiento residencial de un año en un hospital que ha sido acreditado como un centro para ofrecer este tipo de educación clínica.

La certificación como capellán ocurre después de un mínimo de un año de experiencia como capellán (sin contar el año de residencia). Al término del tiempo indicado, el estudiante puede iniciar el proceso para su certificación como capellán profesional. El proceso de certificación es complejo (similar al proceso de ordenación al ministerio) y no ocurre automáticamente, no importa el número de unidades de ECP que el estudiante tenga. Para convertirse en un capellán certificado, el estudiante debe de cumplir con todos los requisitos de una agencia acreditadora, como lo serían los de la Asociación de Capellanes Profesionales (conocida anteriormente como el Colegio de Capellanes). Aquellos estudiantes que pasan exitosamente la junta de acreditación, son considerados como capellanes profesionales.

Como especialización, la ECP no está enfocada en ampliar la estructura, el conocimiento, o las bases teológicas que ya poseen los estudiantes, sino que busca ofrecerles un método de interpretación de la experiencia humana. Este método no tiene un énfasis académico. En otras palabras, la ECP no es un proceso académico como lo sería el estudiar en un seminario teológico. Más bien es un proceso en donde el estudiante (quien ya viene con una preparación académica sustancial), pasa ahora a explorar y a integrar cómo los elementos de su personalidad funcionan en relación a su ministerio. Este método interpretativo incluye:

  • Un análisis profundo de la personalidad. Este busca ayudar al estudiante a comprender cómo el «tipo» de personalidad a la cual responde facilita o bloquea su relación pastoral con las personas a quienes provee cuidado pastoral.
  • El desarrollo de una marco de referencia teológico desde el cual se reflexiona en torno a la experiencia humana del sufrimiento, incluyendo la propia experiencia de sufrimiento de los estudiantes. Aquí se utiliza el modelo de acción reflexión “reflexión- acción”. Este modelo busca proveer a los estudiantes un método de autoanálisis en donde puedan reflexionar sobre ellos mismos, la persona a quien ofrecen su ministerio y el acto como tal de la acción del cuidado pastoral.
  • Continuo examen de eventos significativos en la vida y persona del estudiante.
  • El cultivo de una reflexión teológica que le facilite el análisis crítico y el diálogo objetivo con las ciencias del comportamiento y la medicina.
  • La exploración de la propia sabiduría intuitiva del estudiante.
  • La práctica de ministerio supervisado.
  • La contínua reflexión teológica dirigida hacia el asesoramiento, diseño y desarrollo de un plan de cuidado pastoral objetivo e intencional.

Este es un proceso que transforma no tan sólo la auto-percepción de los capellanes como personas y ministros, sino que impacta y transforma el estilo de acercamiento pastoral que estos emplean con los pacientes.

Aunque muchos pastores y pastoras han tomado por lo menos una unidad básica de ECP, o su equivalente, como un requisito de graduación, no se han especializado en el campo como tal. Debido a esa falta de entrenamiento especializado, desde los inicios de la década del 1950, los expertos en el campo de la psicología pastoral generalmente han estado de acuerdo en que muchos pastores que han sido ordenados al ministerio carecen de las destrezas básicas de la consejería pastoral. Particularmente, aquellas destrezas como la de ser empático, lo cual es imprescindible para facilitar las condiciones de cambio en una relación de cuidado pastoral. Aún más, a pesar de lo que el sentido común dicta, los estudios hechos sugieren que, variables como: la identificación del pastor con teologías conservadoras o liberales, el haber completado estudios en el seminario con cursos en la consejería pastoral, el nivel de madurez emocional o, su extensa experiencia de vida, son factores que han demostrado tener poca influencia en la habilidad que algunos pastores demuestran para relacionarse empáticamente con una persona.

Pese a lo antes dicho, y a pesar de las críticas de los investigadores, mi experiencia es que los pastores cuentan con vastos recursos para ejercer la tarea pastoral. Con lo que respecta a mi experiencia colaborando con pastores que vienen a visitar pacientes al hospital, observo que muchos pueden proveer de cuidado pastoral a una persona, sean sus relaciones orientadas en sus habilidades psicológicas o teológicas. Este comentario está en línea con los puntos de vista de Paul Pruyser y George Fitchett. Pruyser sugiere que la tradición pastoral traza su sabiduría de su propio cuerpo teórico y práctico. Este es un conocimiento que ha sido pulido por siglos de práctica ministerial. Por el otro lado, Fitchett sugiere que durante el proceso del cuidado pastoral, los pastores usualmente hacen uso de un número substancial de métodos de asesoramiento pastoral. Estos podrían incluir un amplio espectro, desde asesoramientos basados en la intuición hasta, aquellos métodos más formales.12

Libertad funcional

Aunque comprometido con su tradición de fe, los capellanes cuentan con mayor latitud y más libertad que el pastor de la iglesia local para expresar su fe y ejercer las funciones clásicas de cuidado pastoral. Por «libertad funcional» me refiero a una mayor independencia del escrutinio denominacional o de la iglesia local. También incluyo el tener latitudes más amplias para examinar el texto bíblico sin tener que limitarse a interpretar o afirmar las escrituras a la luz de principios o dogmas denominacionales, apertura para incorporar, crear y recrear los rituales clásicos, la libertad para administrar los sacramentos u ordenanzas a un público más amplio sin tener que someter las personas a requisitos denominacionales o de la iglesia local.

Por ejemplo, algunos capellanes pueden mostrar disponibilidad en bautizar un feto previo a un necesario aborto por causas médicas (casos de Fallecimiento Fetal Intra-Uterino). Otros podrían administrar con un ritual de unción para un enfermo previo a la entubación, o podrían ungir a una persona ya difunta. Algunos no tendrían problemas en afirmar o aceptar totalmente a una persona homosexual a pesar de la condena de éstos por parte de la comunidad de fe con quienes los capellanes se identifican como ministros. La mayoría no tendrían problemas en encender las velas sabáticas para un paciente judío, o estarían dispuesto a leer la oración de la Virgen de Guadalupe a un paciente que así lo solicita, o leer un pasaje del Corán a un paciente Musulmán, y así sucesivamente. Ante las circunstancias descritas, es probable que algunos pastores experimenten problemas de conciencia religiosa o conflictos éticos. Cabe señalar que algunos capellanes, dependiendo de lo liberal que sean, también podrían experimentar conflictos similares.

Algunos pastores que guardan con celo los principios y prácticas de su denominación, ven la libertad funcional desde la cual operan los capellanes con ojos de sospecha. En algunos casos extremos, algunos pastores que pertenecen a la misma denominación que pertenece un capellán, podrían sentir que no existen vínculos de identidad denominacional que les una a los capellanes de su denominación. De ahí, que las relaciones ministeriales entre algunos capellanes y algunos pastores en una misma denominación puedan ser pobres o inexistentes.

Identidad pastoral

El contexto de la iglesia local le ofrece al pastor un sentido claro de su papel pastoral en relación a su autoridad y responsabilidad pastoral, el pacto de fe con la feligresía y un sentido uniforme de adoración que les identifica como comunidad religiosa. Estas y otras líneas de identidad pastoral no están claras en el contexto del hospital. En otras palabras, el ambiente del hospital es más ambiguo.

Ser capellán en un hospital significa estar sumergido en una realidad y contexto diferente. Hay varios elementos que no están presentes en el hospital como los siguientes: la importancia que juega la centralidad del púlpito en la función pastoral; la esperada visita pastoral al hogar de los feligreses; relaciones pastorales a largo plazo; el acto pastoral de dirigir la comunidad de creyentes, la influencia que los pastores tienen sobre decisiones que afectan la vida espiritual de la iglesia, y otros elementos asociados a la vida en comunidad de la iglesia local. Estos elementos, al menos, no están presentes en el hospital en la forma en que se experimentan en la iglesia local.

Autores como Lawrence E. Holst detallan lo que significa estar sumergido en la situación del hospital. De la perspectiva de Holst, el capellán del hospital es un ministro que camina entre dos mundos, «entre dos estructuras monolíticas: la iglesia y hospital». Esto implica que el capellán del hospital es una persona que vive y funciona en una continua paradoja. Holst plantea que una paradoja es una declaración o experiencia que aparenta estar en contradicción, pero en realidad apunta a una verdad más amplia, más comprensiva. Una paradoja sostiene juntas a las contradicciones aparentes. La paradoja es el eslabón que conecta las oposiciones aparentes. Un ejemplo de esto es la paradoja de la vida misma. Vivir es compenetrarse en un mundo que está cargado con ambiguedades, complicaciones, y realidades abstractas. De igual modo es la experiencia del ministerio en el hospital.

Para los capellanes cuyo contexto es el hospital, la paradoja consiste en su alianza con ambos mundos y la alianza de ambos mundos para con los capellanes. Esto incluye el recibir su sueldo del hospital pero su status profesional de la iglesia, ser un miembro en la comunidad médica a pesar de no tener un papel médico y el estar rodeado del más costoso y sofisticado equipo científico sin dar uso a ninguno.

La paradoja también implica el sostener su alianza con el hospital mientras asume una posición crítica en cuanto a asuntos médicos-éticos y el acceso no restringido al paciente, sea invitado por éste o no. También incluye el hecho de que, aunque educado en la teología, tiende a relacionarse más a la psicología y otras ciencias sociales. Implica además el trabajar en un lugar en donde se define la enfermedad estrictamente en términos bio-fisicos mientras se relaciona con los pacientes y el personal médico utilizando un acercamiento holístico o integral de la enfermedad, y así sucesivamente.

En el contexto paradójico del hospital, el reto a los capellanes es claro y preciso. Este consiste en desarrollar la habilidad para moverse e interactuar en el ambiente paradójico ya descrito, sin perder su identidad como ministro. Esta es una preocupación a la cual el pastor de la iglesia local no tiene que enfrentarse.

Obviamente, factores como la alianza paradójica del capellán, el sentido ambiguo de su papel pastoral en el hospital y el elemento de una vida menos involucrada en la iglesia local y su compromiso como comunidad, hacen de los capellanes figuras elusivas y difíciles de comprender para el pastor de la iglesia local. Estos factores se suman a las sospechas que algunos pastores tienen de los capellanes.

Contexto ministerial

Basta con tan sólo considerar brevemente los distintos tipos de audiencias a quienes el pastor y el capellán sirven para entender las implicaciones de esta diferencia. Es de conocimiento común que en un hospital metropolitano menos del cincuenta por ciento de los pacientes admitidos se identifican con algún tipo de tradición religiosa. Este factor sugiere de inmediato el tipo de reto teológico al que se enfrentan los capellanes en el hospital al tener que proveer cuidado pastoral a estas personas.

Mientras que una de las funciones del pastor de la iglesia local (como teólogo en residencia) es la de reflexionar junto a su congregación en torno a los temas teológicos clásicos que han dado significado cristiano a las iglesias locales por siglos, tales como resurrección, comunidad, hermandad, sacramentos, ritual, escritura, misiones, un capellán en el contexto del hospital no tiene esa opción. Como individuos, los capellanes pueden afirmar los mismos temas teológicos en sus vidas personales. Sin embargo, su contexto, especialmente los pacientes que componen el alto porcentaje de personas que no se identifican con ninguna tradición de fe, hace que deban examinar los mismos motivos teológicos clásicos de la iglesia con un idioma más universal e inclusivo.

Lo mismo se puede decir de cómo el contexto y la audiencia afectan la manera en que se interpretan otros temas teológicos tal como las escrituras, el pecado, la salvación, la gracia, la predicación del evangelio y la espiritualidad. En ese sentido mientras la iglesia local ofrece a los pastores un mejor ambiente para formular y ejercer su fe, los capellanes del hospital están expuestos a un espectro de creencias religiosas más diverso.

Es de notarse que a pesar de esta ambigüedad, los capellanes operan como ministros desde una estructura de fe informada por temas teológicos clásicos. Sin embargo, ellos no limitan su ministerio a las tradiciones teológicas clásicas que ya hemos señalado. Para los capellanes, el canon bíblico no está cerrado; más bien se encuentran en una posición donde continuamente están interpretando, reescribiendo y actualizando el texto bíblico a la luz de las situaciones y desafíos diarios. En otras palabras, la dinámica y las demandas del hospital sugieren que la fuerza decisiva para asumir posturas teológicas y tomar decisiones pastorales está basada en la ética de la situación como tal. Claro está, las posturas teológicas y las decisiones pastorales que el capellán asumirá están sujetas al nivel de apertura y lo liberal que el capellán pueda ser.

Algunos pastores que observan con rigurosidad y celo aspectos bíblico-doctrinales de su confesión de fe, debaten con los capellanes de su misma tradición religiosa la manera más adecuada para adaptar los temas clásicos de la iglesia a un idioma más universal e inclusivo. Algunos pastores sienten que en el proceso, los capellanes tienden a diluir o a suavizar mucho el mensaje del evangelio con el fin de adaptarlo a toda persona. El problema aquí es que algunos pastores no se percatan que el hospital no funciona como la iglesia. El capellán no busca evangelizar a otros en los términos que «evangelizar» significa en la iglesia local. Su interés está en establecer un diálogo con los pacientes -que en ocasiones apunta a la fe y en otras a la espiritualidad- tengan éstos alguna afiliación religiosa o no. Para el capellán el hospital no es un campo misionero, sino su parroquia. Su teología no se limita a la del evangelio, sino a una teología de revelación más amplia que le permite ver en otras confesiones de fe la experiencia de Dios en la vivencia humana.

Tipo de relaciones pastorales

Es probable que la diferencia más obvia entre el pastorado de la iglesia local y el ministerio del hospital estribe en el tipo de relaciones interpersonales que ambos cultivan y el tipo de relaciones pastorales en las cuales ambos se envuelven. Aquí nos estamos refiriendo a cómo factores tales como el tiempo, el contexto y el tipo de situación del paciente afectan las relaciones pastorales.

Mientras que el pastor de la iglesia local disfruta el beneficio de desarrollar y cultivar relaciones pastorales con la feligresía a largo plazo, los capellanes del hospital no cuentan con esta oportunidad. Esto se debe a que por lo regular, el período de hospitalización de un paciente es de corto término, o sea de dos a cuatro días. Holst llama este tipo de relación «un ministerio de paréntesis».

Algunos pastores tienen dificultades en aceptar las relaciones a corto plazo porque las consideran como relaciones pastorales poco significativas. Algunos piensan que las relaciones a corto plazo son indicativas o sinónimo de relaciones pastorales pobres o superficiales y que nada de valor espiritual puede surgir en tan corto tiempo. Sin embargo, mi experiencia en el hospital me sugiere que nada puede estar más lejos de la realidad. Por el contrario, factores tales como la severidad de la enfermedad, los tipos de decisiones médicas a las cuales se enfrentan los pacientes, la muerte inminente, resultados ambiguos de la prognosis, y cómo la condición del paciente afecta el sistema familiar, son factores que sirven de base a los capellanes para que puedan envolverse en relaciones pastorales profundas e intensas. Es durante este tipo de situaciones que los capellanes logran encontrarse con el paciente en el punto de necesidad más crítico de sus vidas. Este es un aspecto único del hospital.

En torno a la intensidad y exclusividad de la relación pastoral a corto plazo en el hospital Holst declara que ha aunque ésta es una relación limitada al paréntesis de hospitalización, este confinamiento ofrece algunas ventajas al capellán. Tales encuentros, aunque limitados por el factor tiempo, no son afectados por «escombros» remanentes de contactos anteriores, como tampoco existe para con el paciente ninguna obligación hacia el futuro. De ahí que el encuentro entre el capellán y el paciente es uno enfocado en el presente. Imágenes del pasado no necesitan ser retenidas. Amenazas de recriminaciones futuras no necesitan ser temidas. Esto es importante para el paciente porque las enfermedades tienden a desenmascarar las personas y frecuentemente, éstas causan que los pacientes expongan al crudo sus más primitivas y rudas emociones. De ahí que el beneficio de la relación a corto plazo estriba en ofrecerle al paciente un anonimato relativo en donde pueda expresarse sin temor a sentirse avergonzado. Este aspecto cobra aún más pertinencia cuando se considera el hecho de que con toda probabilidad, ninguna de las partes (capellán-paciente) se volverán a encontrar nuevamente.

Recursos utilizados para proveer cuidado pastoral

Otra diferencia importante estriba en los tipos de acercamientos pastorales que ambos ministros utilizan para responder a un paciente en el ambiente del hospital. Por un lado están las fuentes o métodos que cada ministro usaría en una misma situación para responder a un paciente. Por el otro lado está cómo utilizan esos métodos para interpretar las necesidades de la persona.

En el caso del pastor, dos distinciones importantes deben hacerse en torno al tipo de intervención que surge en el hospital. Uno es el acercamiento pastoral para con personas que responden positivamente a la experiencia cristiana. El otro es el tipo de acercamiento pastoral a utilizarse con personas que no responden a ningún sistema religioso.

Con un creyente que está hospitalizado, el pastor puede enmarcar y responder a las necesidades de esa persona mediante el uso del método bíblico-céntrico como base de su acción pastoral. Usualmente, este modelo sirve como la fuente de donde se extraerán las imágenes e historias bíblicas de ambos Testamentos que servirían como guías para interpretar la situación del paciente.

No obstante, el método bíblico–céntrico, como modelo y fuente interpretativa, podría ser o no ser de servicio a los creyentes en el ambiente del hospital. Como un servicio favorable al paciente, este modelo cuenta con varias ventajas. La principal es la función de la Biblia como la base para establecer un diálogo en donde tanto el pastor como el paciente puedan encontrarse a sí mismos. Mediante el uso de un lenguaje bíblico común y enfocando el encuentro en relatos bíblicos familiares para ambas partes, ambos pueden relacionarse, compartir y explorar temas concernientes a la fe. Como un servicio desfavorable al paciente, limitar la relación pastoral al uso del modelo bíblico-céntrico podría desanimarle a recibir consejería desde otras perspectivas necesarias además de la bíblica. De igual modo ocurre con el pastor. Si se limita al modelo bíblico-céntrico, podría privarse de explorar o evaluar las necesidades del paciente desde otros enfoques importantes como lo son el uso del análisis sociológico o psicológico de lo que afecta al paciente.

En cuanto a la intervención pastoral con pacientes que no tienen intereses religiosos, aunque en ocasiones algunos de estos pacientes podrían aceptar el uso del modelo bíblico-céntrico, por lo regular, la mayoría tienden a reaccionar en contra del mismo. Tal rechazo tiende a precipitar en el pastor complejas reacciones de índole psicodinámicas. Por ejemplo, los pacientes que rechazan el acercamiento pastoral bíblico-céntrico, ya sea porque no están abiertos al mensaje del evangelio, o porque profesan confesiones de fe no-tradicionales, o ninguna, pueden evocar en el pastor sentimientos de insuficiencia, incompetencia, o rechazo, y otras emociones o sentimientos similares. En algunos casos, según sean los niveles de tolerancia y sensibilidad de los pastores, entrar en contacto con tales sentimientos podría llevarlos a enfrascarse (en algunos casos inconscientemente) en dinámicas que pueden incluir la confrontación.

En el caso de los capellanes, siendo que funcionan desde un modelo «clínico» y no precisamente parten de uno bíblico-céntrico, podrían tener mejor disponibilidad que los pastores en utilizar diferentes fuentes o modelos interpretativos con los pacientes, como serían los modelos de asesoramiento estructurados.

Varias razones pueden influir las decisiones de ambos ministros al optar por usar diferentes métodos de asesoramiento en sus relaciones pastorales con los pacientes. Por un lado, es probable que el pastor de la iglesia local escoja las escrituras (el método bíblico-céntrico) como su primera opción dado a que siente que debe de mantener cierta integridad escritural cuando se relacionan con personas laicas. Otros podrían optar por el método escritural porque sienten que deben de mantenerse dentro de lo establecido y aceptado por su tradición de fe (hermenéutica y exegéticamente hablando) al establecer sus relaciones pastorales con otras personas. Por otro lado, muchos pastores usan el método bíblico-céntrico por razones teológicas contemporáneas. Por ejemplo, muchos se alinean con teólogos como Karl Barth, y su concepto de “la teología dialéctica o teología de la palabra”. Para Barth, la teología moderna con su énfasis en las ciencias se muestra indiferente a la palabra y a la revelación de Dios en Jesucristo, lo cual, pensaba Barth, debería ser la preocupación última de la teología. Desde el punto de vista de Barth, en la confrontación entre la humanidad y Dios, una de las preocupaciones fundamentales de Barth, la palabra de Dios y la revelación de Dios en Cristo es el único medio que Dios tiene para revelarse.

Ciertamente, este concepto ha tenido gran aceptación y apela hoy día a muchos pastores (especialmente aquellos de orientación evangélica) quienes sienten que sus intervenciones pastorales deben de estar basadas en el método bíblico-céntrico. No obstante, en el caso del capellán, los argumentos arriba mencionados, no siempre cobran el mismo interés en el ejercicio ministerial del hospital.

En el mundo de la capellanía las herramientas exegéticas y hermenéuticas tienen una utilidad particular. Cuando se utilizan, su aplicación no va dirigida exactamente al contenido del texto bíblico como tal sino a la persona del paciente. Desde esta perspectiva, el paciente es también considerado como un documento humano viviente. Como tal, su historia está saturada de innumerables narrativas en donde el elemento humano junto a sus conflictos, sus sufrimientos, sus derrotas y victorias arrojan luz sobre la experiencia religiosa de las persona y, por ende, proveen un método único para el ejercicio teológico. De ahí, que la narrativa del paciente necesita ser examinada con el mismo rigor y disciplina que se examina el texto bíblico.

En el mundo paradójico de la capellanía, los sistemas de creencias religiosas de un paciente son más bien concebidos dentro de las estrategias de sostén y apoyo con los cuales cuenta la persona. Cuando los capellanes examinan las creencias religiosas de un paciente lo hacen intentando utilizar un acercamiento que en lo posible esté libre de compromisos denominacionales. Cuando el sistema de creencias del paciente no parece apoyarle, los capellanes tienden a entablar un diálogo religioso. Su enfoque no es el de buscar clarificación doctrinal o contender con los valores religiosos del paciente, sino escuchar cómo el paciente expresa su fe, y el explorar cómo su sistema de creencias le sostiene y le nutre. De aquí, que un capellán bautista o budista podría afirmar abiertamente la confesión y experiencia de fe de un paciente que responde a sistemas religiosos no tradicionales aunque no comparta las creencias de la persona. En la misma situación, sin embargo, es posible que algunos pastores de las iglesias locales tengan problemas de conciencia religiosa.

Teologías pastorales y teologías de cuidado pastoral

Previamente he indicado que el capellán esta sumergido en un ambiente secularista y en un mundo pluralista. Por consiguiente, los capellanes están en constante tensión con teologías exclusivistas. Además, no sólo los capellanes están en tensión (externamente) con teologías exclusivistas, sino que, dado a que los capellanes pertenece a un sistema de creencias en particular, su propia centralidad (internamente) 25 está también en constantemente en tensión. Este factor desafía la habilidad de los capellanes en retener su centralidad como ministros y por ende, este aspecto de sus ministerios no siempre es estático.

Para explorar este tema, dos áreas deben ser consideradas. La primera tiene que ver con la medida en que el contexto ministerial de un capellán y su formación profesional informan su teología pastoral y su teología de cuidado pastoral. La segunda se relaciona a los dilemas impuestos por teologías exclusivistas.

 

Contexto ministerial y formación profesional: Factores influyentes en la formación de la teología pastoral y la teología de cuidado pastoral de los capellanes. Por lo menos, tres factores –el proceso de educación pastoral clínica como tal, la constate exposición al elemento interconfesional y, la exposición a las experiencias que surgen en el diario que hacer de la situación del hospital– han influido en la manera en que los capellanes se acercan a la teología pastoral y la teología de cuidado pastoral. Exploremos estos tres factores:

  • El proceso de Educación Pastoral Clínica como tal. La mayoría de capellanes reconocerán abiertamente que a nivel personal existe una brecha monumental entre la persona que inició el proceso de la EPC y la persona que completó el programa. Al inicio de esta experiencia formativa, muchos capellanes entraron en un proceso de auto examinación. Como ya he señalado, durante el mismo, el estudiante comienza a examinar cómo los elementos de su personalidad funcionan en relación a su ministerio. Es durante ese periodo, que el estudiante comienza a entrar en contacto por ejemplo, con su propia experiencia del sufrimiento o traumas que surgieron durante su niñez. En cierta medida, estas y otras experiencias (a niveles conscientes o inconscientes) influían, no solamente su visión o teología pastoral sino, sus relaciones pastorales con los pacientes al igual que con otras personas. El haber creado conciencia de la existencia de estos dilemas internos y la manera en que estos influyen en sus relaciones interpersonales ha sido una experiencia positiva y transformadora para la mayoría de capellanes.

 

  • La exposición constate al elemento interconfesional. La mayoría de capellanes reconocerán también que a nivel ministerial, la experiencia de la EPC ha sido un factor influyente en la manera en que piensan teológicamente hoy día. Durante el nivel básico de la EPC, la mayoría de capellanes vienen al programa con teologías usualmente conservadoras. No obstante, durante el proceso de la EPC, los estudiantes comienzan a descubrir que, a pesar de que sus puntos de vistas teológicos corresponden muy bien en el contexto de la congregación local, éstos no siempre se pueden aplicar al contexto del hospital. Este proceso se acelera una vez los estudiantes comienzan a interactuar y a experimentar con la diversidad (secularista y religiosa) que predomina en el hospital. Como resultado, los estudiantes comienzan gradualmente a reformular y a reevaluar sus propias creencias y teología pastoral. Consecuentemente, este proceso amplía las latitudes teológicas del estudiante.

 

  • La exposición continua a las experiencias que surgen en el diario quehacer de la situación del hospital. Existe una diferencia considerable entre el nivel de exposición al sufrimiento al cual están expuestos los pastores en la iglesia local y el nivel de sufrimiento al cual se exponen los capellanes en el hospital. Ciertamente, muchos pastores se enfrentan a la experiencia del sufrimiento a diario; particularmente, aquellos pastores que ministran en áreas densamente urbanas, o cuando proveen de cuidado pastoral a feligreses que sufren de enfermedades prolongadas, o cuando ministran al pobre y al marginalizado en situaciones de opresión. Pese a estos casos, el nivel de sufrimiento al cual se exponen los capellanes es extraordinario. Simplemente dicho, los capellanes ministran en un ambiente saturado por el sufrimiento en bases contínuas y porciones fuera de lo común. Por ejemplo, los capellanes que trabajan en unidades de trauma, unidades para personas que sufren quemaduras graves, en unidades oncológicas (particularmente oncología pediátrica), y unidades en donde se atienden personas que luchan con el VIH/SIDA (sólo para mencionar algunos casos), ven la experiencia del sufrimiento humano en una perspectiva diferente. Este aspecto es fundamental cuando se intenta considerar cómo el contexto y la experiencia profesional puede transformar los puntos de vistas teológicos de los capellanes en lo que respecta a cualquier asunto teológico a considerarse.

En este sentido, aunque la teología pastoral de un capellán es inclusiva de los aspectos teóricos y académicos clásicos que informan la teología pastoral, su contexto y sus experiencias informan el ethos de su pensamiento y por ende, la manera en que se acercan a las teologías pastorales y de cuidado pastoral. Para examinar esta premisa, es necesario considerar el punto de vista teológico de Caroll Wise con lo que respecta a como él entiende el significado del cuidado pastoral. Wise es uno de los teólogos pastorales más influyentes en el campo de capellanía.

Carroll Wise: El significado de “Cuidado pastoral”

Carroll Wise asocia el significado del cuidado pastoral al cultivo de relaciones humanas como la base para la comunicación del evangelio. Él sugiere que la base para esta comunicación son nuestras habilidades para compenetrarnos en el sufrimiento de la persona. Wise afirma que en el término «cuidado pastoral», la palabra «cuidado» expresa un sentido de preocupación, mientras que el término «pastoral» da profundidad y dirección a esa preocupación. Desde su perspectiva, cuidado pastoral es el arte de comunicar el significado interno del evangelio a una persona en el punto de necesidad de ésta. Este tipo de cuidado pastoral no consiste en una disciplina teórica, aunque tales disciplinas como la teología o la interpretación bíblica ayudan este proceso. El cuidado pastoral no es «teología pastoral», esta es la reflexión sobre el ministerio y el cuidado pastoral. El cuidado pastoral tiene que ver más con una función que con una actividad; habla más de una relación viviente que de una teoría; es más un asunto de estar totalmente presente con la persona, que el hacer cosas por o para la persona. Es la experiencia del amor de Dios hecha manifiesta mediante las relaciones pastorales; bien sean estas relaciones individuales o en grupos.

No obstante, es durante el acto pastoral de «estar totalmente presente con la persona», que las teologías pastorales son reexaminadas y aún, transformadas. Este nivel de envolvimiento con la persona podría ser una proposición desafiante para algunos. Con demasiada frecuencia algunos ministros se relacionan con otros buscando satisfacer sus propias necesidades y no las de la persona que tienen de frente. Por ejemplo, la necesidad de predicarle a la persona, el evangelizarle, hablar en términos dogmáticos, dar consejos no solicitados, e interpretar el problema del paciente desde un punto de vista religioso particular, son usualmente áreas de necesidad que residen en el ministro y no precisamente en la persona del paciente. Cuando esto ocurre, la experiencia del individuo ante el sufrimiento queda marginada o relegada a un nivel de menor importancia. Quizás, por esa razón, los capellanes tienden a mantenerse atentos a los métodos de reflexión teológica que emplean con el fin de no imponer sus valores teológicos sobre la experiencia de la persona. Entre otros, dos métodos que influyen la reflexión teológica en el mundo de la capellanía son los de Juan Wesley y Paul Tillich. Ambos métodos vierten discernimientos copiosos sobre cómo la teología es influida por experiencia y viceversa. Examinemos los mismos, aunque sea en forma breve.

Juan Wesley: Método cuadrilateral. Juan Wesley elabora el modelo que es conocido como el «Método Cuadrilateral». Al momento de tomar decisiones pastorales y decisiones teológicas, muchos capellanes recurren a este modelo. En su aplicación al campo de la capellanía, el modelo de Wesley puede resumirse de la siguiente forma:

  • Experiencia. La experiencia del paciente es el enfoque céntrico del cuidado pastoral. La experiencia puede cambiar o transformar nuestras percepciones de cuidado pastoral y nuestro entendimiento de teologías pastorales. Preguntas claves aquí son: ¿Cómo la experiencia del paciente desafía nuestro entendimiento clásico de la teología? ¿Qué tiene que decir la experiencia del paciente a teología? ¿Qué tiene teología que decir a la experiencia del paciente? ¿Puede la experiencia transformar o servir como un instrumento interpretativo de la teología clásica?
  • Razón. El examen y la investigación de las múltiples disciplinas (psicología, psiquiatría, manejadores de casos, médicos) que interactúan con la experiencia del paciente en el hospital nos proveen con algunas guías para establecer un diálogo ministerial en un ambiente secular. Preguntas claves aquí son: ¿Qué tiene que decir la teología a estas disciplinas? ¿Cómo estas disciplinas interpretan la función de teología?
  • Tradición. Un análisis del rol histórico de la iglesia como una comunidad sanadora sugiere que la teología ha tenido la función de mantener la iglesia en un ánimo de apertura hacia las necesidades del prójimo. En cierta medida, la tarea de los capellanes es una que recobra, afirma, y contextualiza la función sanadora de la iglesia en la situación del hospital, pese a que estos funcionan fuera de la estructura formal de la iglesia local.
  • Escritura. Se puede decir con cierta seguridad que una teología de revelación (en el sentido más amplio de la palabra) informa el pensamiento teológico de la mayoría de los capellanes. Como tal, un sentido amplio de la revelación de Dios en el mundo les permite comprender y considerar que Dios podría hablas a través de otros medios además de las escrituras. De aquí, que, la mayoría de capellanes están en diálogo con fuentes como la psicología, la sociología, la éticas médica, la fenomenología de religión, la psicología pastoral y la tanatología, entre otras fuentes, como recursos en donde potencialmente se puede discernir la revelación de Dios y por ende, una correlación con la escritura. Cuando hay conflictos entre la escritura y la comprensión de los dilemas y las preguntas existenciales del paciente, muchos capellanes tienden a apelar a la experiencia o la razón como fuentes que informan sus decisiones teológicas y de cuidado pastoral.

Paul Tillich: Análisis correlacional.

Paul Tillich también explora la interacción dialógica entre la teología y la experiencia humana. El método de reflexión teológica de Tillich se conoce como el «Análisis Correlacional» y se estima como una de las contribuciones más importantes al campo del cuidado pastoral.

En el método de correlación hay una interdependencia entre las preguntas existenciales y respuestas teológicas. Desde el punto de vista de Tillich, las preguntas filosóficas y psicológicas que surgen como resultado del análisis de la existencia humana, afectan las respuestas teológicas que ofrecemos, y a la luz de las respuestas, se replantean nuevas preguntas. Para Tillich existe una relación entre la ansiedad ontológica y la patológica. De aquí, que su dialéctica busca crear conciencia entre los psicólogos, sociólogos, filósofos y otros intelectuales, sobre la dimensión ontológica de la experiencia humana. En otras palabras, Tillich les urge a no excluir las preocupaciones últimas (de naturaleza ontológica) que embargan a la persona, al analizar la condición humana. No todos los dilemas de la experiencia humana pueden comprenderse a través del ente psicológico, sino que, hay que incluir en el análisis los aspectos teológicos.

El punto de partida del método de correlación es la pregunta humana, la cual surge desde el contexto de una situación existencial (la preocupación última). En ese sentido la experiencia humana transforma la respuesta teológica. Aquí es donde reside precisamente la contribución del Análisis Correlacional de Tillich para con los capellanes profesionales. El modelo de Tillich brinda las bases para buscar respuestas teológicas (que estén en diálogo correlacional con otras fuentes) a las preguntas existenciales del paciente. Las fuentes que servirán como medio para proveer respuestas a sus preguntas son la sociología, la psicología, la teología, la filosofía, y la tradición de fe. De aquí que la mayoría de capellanes buscan explorar cómo su teología puede inter actuar con estas fuentes con el fin de ofrecer mejores respuestas teológicas a las preguntas y dilemas existenciales del paciente.

Dilemas que plantean las teologías exclusivistas. Otra área en donde los capellanes están en tensión con teologías exclusivas apunta a la dinámica entre centralidad e inclusivismo. En la práctica, el contexto contribuye a definir la teología pastoral y la teología de cuidado pastoral que un capellán o un pastor habrán de emplear. Como ya hemos indicado, las audiencias y los tipos de necesidades de las personas a las cuales éstos sirven sugieren que los pastores de iglesias locales y los capellanes operan con diferentes acercamientos al cuidado y a la teología pastoral. Desde esta perspectiva, se puede decir que mientras la teología pastoral de un pastor en la iglesia local se basa en un discurso teológico Cristo-céntrico, la teología pastoral de un capellán de hospital y su teología de cuidado pastoral tienden a ser más inclusivas.

En el contexto del hospital, debido al ambiente secular y pluralista del contexto ministerial y de la audiencia a quien se sirve, percibimos una tensión entre una teología pastoral centrada en Cristo, como base para el ministerio, y una teología pastoral con un énfasis religioso más inclusivo y aún universalista. Aunque los términos «centralidad e inclusividad» podrían coexistir, por definición también apuntan a la exclusión mutua. Por ejemplo, mientras desde un púlpito de la iglesia local uno puede afirmar el Señorío de Jesucristo, esta misma afirmación no puede hacerse con pacientes que no confiesan el cristianismo como su fe, como lo sería con un paciente musulmán o Zen budista.

De igual modo «centralidad e inclusividad» se excluyen mutuamente cuando uno afirma que hay una creencia universal en Dios mientras también afirma la exclusividad del Señorío de Jesucristo; o mientras afirma que no hay ningún otro Dios, sino, Jehová. Estas afirmaciones, aunque ciertas para el ministro cristiano, se ubican dentro de los esquemas del tan discutido tema del «exclusivismo cristiano». Bajo este esquema, las relaciones pastorales que podrían ocurrir con personas que responden a otras tradiciones de fe serán problemáticas cuando la premisa del acercamiento pastoral está basada en afirmar abiertamente el carácter excluyente de la fe cristiana.

A causa del tipo de tensiones que surgen en un ambiente pluralista y secular como el del hospital, los capellanes cristianos aunque afirman en su vida personal a Jesús como Señor y Salvador (centralidad), prefieren usar términos generales como «Dios», «Dios Omnipotente», o «nuestro Creador», cuando hablan con personas que responden a distintos sistemas religiosos (inclusividad). El uso de un lenguaje inclusivo que facilite así articular la teología de cuidado pastoral apela más a los capellanes que a los pastores.

Ciertamente, existen unas marcadas diferencias entre el ministerio pastoral en la iglesia local y el ministerio de la capellanía. Ambos ministerios tienen su particular idiosincrasia y por lo tanto funcionan desde dos cosmovisiones muy diferentes. Se puede decir que mientras el pastorado es un ministerio con un enfoque en la proclamación, el ministerio de la capellanía es uno de diálogo con un enfoque en las relaciones de persona a persona, especialmente de diálogo interconfesional. Es a partir de estas diferencias de enfoque ministerial que surgen las oportunidades para la colaboración pastoral en el hospital entre ambos ministerios.

 Visión bíblico-histórica de la misión de sanidad de la iglesia

Introducción

Como institución social, la iglesia ha cuidado de los enfermos, los pobres y los ancianos a lo largo de toda su historia. Con respecto a su misión de sanidad, la iglesia se ha sentido mucho más cómoda históricamente con un enfoque estrecho en su ministerio que con un enfoque más amplio. Su acercamiento a la cuestión no ha sido siempre integral o holístico. La mayor parte de sus energías han estado dirigidas hacia las enfermedades o conflictos espirituales, emocionales y físicos de los individuos, ya sea a través de la oración o la práctica de la medicina. La sanidad física ha sido a través de los siglos una de las decisiones estratégicas cruciales de la iglesia en el cumplimiento de su misión.

Adolf von Harnack: “Deliberada y conscientemente éste [el cristianismo] asumió la forma de ‘la religión de salvación o sanidad’ o ‘la medicina del alma y el cuerpo’, y al mismo tiempo reconoció que uno de sus deberes principales era el de cuidar asiduamente de los enfermos en el cuerpo. … El cristianismo jamás perdió dominio de su principio innato; fue y permaneció como una religión para los enfermos.”

A lo largo de los siglos la iglesia ha funcionado como una comunidad sanadora, con diversos énfasis y niveles de compromiso. La mano sanadora de Dios a través del ministerio de la iglesia puede verse prácticamente en cada siglo. Los testimonios abundantes de sanidad cristiana a través de los siglos son evidencia suficiente de la continuidad histórica de este ministerio.

Roland A. N. Kydd: “Es claro para mí que la restauración de la salud a través de la intervención directa de Dios ha continuado a lo largo de la historia de la iglesia, y que en ningún punto ella ha sido más ampliamente vista que lo que es ahora. Frecuentemente, el cuerpo humano maneja sus propios problemas, ocasionalmente asistido por la intervención médica. Pero hay momentos en los que Dios simplemente se hace cargo. La enfermedad se desvanece sin explicación—sin explicación, esto es, hasta que uno recuerda a Dios. El valor histórico de los relatos de las sanidades de Jesús y la verificación de curaciones a través de la historia de la iglesia son cuestiones mayores que continúan desafiando a la comunidad cristiana. … Jesús realmente sanó cuando físicamente camino sobre la tierra, y él ha continuado haciéndolo a través de la iglesia. La sanidad divina es un fenómeno continuado.”

La misión de sanidad de la iglesia no ha sido siempre aceptada por las personas tanto dentro de la iglesia como en el mundo. La historia de la iglesia muestra que en incontables puntos, los cristianos han permitido que otras ideas y modelos que los del Señor mismo, incluso otros señores, eclipsen a Cristo y su mandamiento de sanar a los enfermos. Sin embargo, la sanidad continúa siendo una aproximación válida y desafiante a la misión de la iglesia y Cristo continúa siendo el modelo. Raymond Fung, ex-secretario de evangelismo del Consejo Mundial de Iglesias ha señalado: “Cuantitativamente el medio número uno de evangelización hoy, de personas viniendo a la fe en Cristo Jesús, es probablemente la sanidad de fe”. El interés popular en la sanidad está volando alto, y hay un cambio importante en la comprensión de la integración entre el complejo mente/cuerpo y la espiritualidad dentro de los ambientes médicos tradicionales.

A lo largo de los siglos, la comunidad cristiana ha provisto de servicios orientados al bienestar integral del ser humano, a aquellas personas con o sin enfermedad y discapacidades, cualesquiera que hayan sido las barreras actitudinales que confrontaran como parte de su cosmovisión.

  1. Caron: “En una sociedad enfocada sobre las actividades, el hacer y el arreglar, la gente con enfermedades y discapacidades crónicas son un enigma. [Los enfermos] no podemos ser arreglados [fácilmente]. Encontramos que generalmente las personas quieren hacer algo cuando lo que necesitamos es a alguien que simplemente esté cerca, que nos acompañe. Algunos están dispuestos a ayudar por un tiempo, pero generalmente las personas esperan que nosotros nos mejoremos y se desalientan cuando no lo hacemos.”

Las personas dentro y fuera de la iglesia pueden ver a la gente con enfermedades y discapacidades como diferentes, no como iguales a los demás. Esto fácilmente lleva a la discriminación de las personas sufrientes, cuando no a su rechazo y marginación. Cuando esto ocurre, la iglesia es incapaz para cumplir con una misión sanadora integral en el mundo.

  1. Gourgey: “Si tenemos una discapacidad física, entonces en maneras sutiles y difíciles de detectar, podemos recibir mensajes, tanto de la sociedad en general como de la comunidad religiosa a la que podemos pertenecer en particular, sugiriendo que realmente nosotros somos extraños. La religión misma a veces parece dar un doble mensaje. Por un lado, nos ofrece el lenguaje de la inclusividad. Sin embargo, podemos detectar otros mensajes, que sugieren que la gente [enferma y] discapacitada constituye un grupo separado y quizás inalcanzable.”

En esta Unidad consideraremos varias cuestiones fundamentales desde una perspectiva bíblico-histórica, y especialmente desde la historia de la salvación. Vamos a discutir la misión de sanidad de Jesús, la misión de sanidad de los apóstoles, la misión de sanidad de la iglesia primitiva, la misión de sanidad de la iglesia en la Edad Media, la misión de sanidad de la iglesia en tiempos modernos y la misión de sanidad de la iglesia hoy. Este repaso bíblico-histórico nos ayudará a detectar los buenos ejemplos que debemos imitar y aquellos otros que han puesto de manifiesto el fracaso de la iglesia en cumplir de manera plena con su misión en el mundo. Lo primero nos servirá de inspiración y motivación; lo segundo de advertencia y disciplina.

¿Cuál es la diferencia entre un capellán y un pastor?

Los pastores y capellanes son similares en muchos aspectos. Ambos proveen consejería y ministerio espiritual a los necesitados. Sin embargo, existen diferencias entre las dos ocupaciones. Los pastores normalmente se asocian con una iglesia o parroquia específica, mientras que los capellanes generalmente se asocian con un empleador o agencia específica. Las principales diferencias entre los pastores y capellanes radican en dónde, cómo y a quién ofrecen asesoramiento y atención.

Fe personal

El título de pastor se otorga a los líderes religiosos en las iglesias protestantes, por ejemplo, pero un pastor también puede ser un rabino, sacerdote o imán. Los pastores se centran en ministrar a los de su propia fe, o a aquellos que desean convertirse. Los capellanes pueden ser de cualquier fe y no suelen hablar de sus creencias personales con aquellos a los que están ministrando a menos que se les pida.

Lugar de ministro

Aunque los pastores pueden visitar a los miembros de su congregación en su casa, en el hospital o en un asilo de ancianos, la mayoría de las actividades se basan en la iglesia. Los capellanes ejercen sus funciones más allá de las paredes de la iglesia. Los capellanes de hospitales sosiegan a los pacientes en sus habitaciones o atienden a las familias de los pacientes. Los capellanes militares pueden celebrar servicios en capillas o en tiendas de campaña cuando se despliegan en una zona de combate. Los capellanes de la prisión aconsejan a los internos y al personal, y también actúan como enlace entre las iglesias de la prisión y las externas.

Naturaleza del ministro

La comparación de un pastor y capellán implica comparar un líder religioso y un líder espiritual. Los líderes religiosos se ocupan de las doctrinas, rituales, creencias y moralidad específica de su religión. Los capellanes respetan el derecho de todas las personas a practicar cualquier religión o ninguna religión en absoluto. En lugar de centrarse en la moral religiosa, los capellanes se ocupan de la cuestión de la conducta ética. Los capellanes pueden aconsejar que el perdón responde al interés de la persona en lugar de decir que es un dogma religioso.

Protección constitucional

Aunque la Constitución de EE.UU. establece la libertad de religión, también ordena la separación de iglesia y Estado. El Tribunal Supremo ha dictaminado que los capellanes no violan esa separación si el propósito de la capellanía es secular, como la intervención en crisis, se mantiene neutral en el tema de las religiones específicas y está abierta a los miembros de todas las creencias religiosas.

Otras diferencias

Los capellanes tienen más probabilidades de hacer frente a las personas en crisis inmediata o que han experimentado un trauma reciente. Muchos capellanes están capacitados en la escena del crimen y los protocolos de escenas traumáticas para que puedan tratar situaciones fuera de los límites de los pastores. Debido a que los pastores se les paga por sus iglesias, tienen que satisfacer las demandas de sus congregaciones; los capellanes son empleados de una empresa u organismo y deben satisfacer las demandas de sus empleadores, que pueden incluir el mantenimiento de un bajo perfil público o el mantenimiento de una apariencia políticamente correcta.

Cómo empezar un ministerio de capellanía civil

El ministerio de la capellanía es un llamamiento antiguo y noble dentro de la iglesia. El ministerio del capellán es compartir y ofrecer el amor de Dios a todos aquellos que se encuentren en necesidad. Los capellanes son hombres y mujeres que aceptan el compromiso de ser instrumentos de Dios en su proceso de restaurar la salud mental, física, social y espiritual de la humanidad – especialmente de los más necesitados.

La capellanía tiene su origen en la persona de San Martín de Tour, quien nació en 316 d. c. en lo que es hoy día Hungría. El joven pagano, a los 16 años se alistó en el ejército romano donde se destacó como soldado y oficial. A los 21 años, él con la tropa que comandaba, fue enviado a la región de Francia. Una noche de mucho frío se encontró con un mendigo que rogaba sin éxito a todos que le ayudaran. Martín no traía nada que darle a este hombre, ya que, lo único que traía era su capa. De buen corazón, partió su capa en dos, y dio la mitad al mendigo. Esa misma noche soñó que el mendigo era en verdad Jesucristo, y esa visión fue el motivo por lo cual se convirtió al cristianismo y fue bautizado. Después, al compartir su testimonio a otros, muchas personas aceptaron el cristianismo.

Del recuerdo de la capa compartida viene la palabra “capellán”. Un capellán es una persona que ha aceptado el llamamiento del Señor Jesucristo de servir a la humanidad en el espíritu expresado por Lucas 4:18 -19 que dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.”

Hoy día, el término capellán hace referencia a aquellos ministros que ejercen su labor pastoral en instituciones públicas y privadas representando no a una iglesia en particular, sino al creador y sustentador de este universo. El capellán es el miembro del clero que no espera que la gente le venga a la iglesia con sus necesidades, sino sale a buscar a los necesitados en donde estén. La bendita presencia de los capellanes se hace notoria tradicionalmente en asilos, cárceles, hospitales, e instalaciones militares. Pero su socorro y consejo espiritual se extiende a las universidades, agencias públicas como el cuerpo de bomberos y policías, clubes cívicos, instituciones benéficas, y en los barrios bajos y la calle misma.

Las funciones del capellán son varias dependiendo de las necesidades que las personas presentan y las instituciones en que trabaja. Pero siempre es un representante de Dios, un pastor espiritual, y un consejero.

Como “representante de Dios,” lleva ante el Señor las necesidades de su pueblo. El capellán está atento a oír las penas y temores de la gente: comparte sus alegrías y esperanzas y los levanta después de los fracasos. Por su interés personal, su disposición de compartir con la gente en lo bueno y en lo malo, y por el socorro que les da, la gente siente el amor de Dios.

Como “pastor espiritual,” él le recuerda a la gente que solamente hay vida en Jesucristo y que nuestra vida solamente tiene sentido en él. El capellán le recuerda a la gente la importancia de seguir los principios de vida establecidos por Dios. Su presencia bendice a la gente y les da fortaleza para seguir adelante un día a la vez, manteniendo la vista en Cristo.

Como “consejero cristiano,” el capellán ayuda a la gente a utilizar sus recursos espirituales, y a tomar decisiones de acuerdo con la voluntad de Dios. Oye a la gente y les comparte sabiduría. Les da calma espiritual y tranquilidad mental para que puedan salir de sus problemas.

Al empezar su ministerio, tiene que buscar la dirección de Dios en cuanto al tipo de institución en la que desea ministrar. Dependemos de Dios para abrir las puertas a estas instituciones y tocar los corazones de las personas que los administran. Es de suma importancia conseguir permiso para entrar y luego hay que seguir las reglas de la institución al pie de la letra.

El ejemplo clásico de tener que seguir la política de una institución, son las reglas de las cárceles que gobiernan tanto a los presos como a los visitantes. Yo he podido entrar a hablar con los presos con mucha libertad en algunas cárceles de América Latina, pero en las cárceles de los EEUU se tiene que conseguir permiso para poder entrar con los presos y tener servicios o estudios bíblicos. Hasta se pide un informe criminal de la persona que solicita el permiso, y si es aprobado tiene que pasar por un entrenamiento donde le informen, más bien le advierten de lo que se permite y no se permite hacer adentro de la cárcel. Hay reglas limitando lo que se puede llevar adentro o fuera de la cárcel. Le advierten al capellán a no prestarse a las trampas de los presos de sacarle dinero ni de pasar mensajes. Es bueno tener un corazón grande, pero este no es un trabajo para débiles de carácter, y siempre hay que seguir las reglas.

El caso de la cárcel también puede ser un ejemplo de como el capellán puede inventar su trabajo. Tengo un amigo que le fue negada la entrada a la cárcel. Ha optado por pararse fuera de la cárcel, repartiendo folletos y hablando con los familiares de los presos, que también tienen necesidades grandes. Con una invitación de parte del preso o sus familiares, él puede visitarlos como visitante regular y comunicarse con ellos por correo, y a veces hasta por teléfono. Después de todo, él es un capellán de cárcel.

También va a ver pólizas que seguir en los asilos de ancianos, hospitales y orfanatos. Tome el tiempo de conocer a los administradores. Pregúnteles cuales son las necesidades de la institución y como puede usted ayudar. Trabaje dentro del sistema. Si usted promete venir cada semana en un día y una hora fija, cumpla con su palabra. Al ver su sinceridad y fidelidad, y el bien que usted hace a la gente, más confianza le tendrán y más oportunidades le serán dadas. Siempre ministre a las necesidades de toda la gente sin tomar en cuenta su religión.

El capellán puede utilizar los servicios sociales ya existentes en su comunidad. Quizás usted no tiene los recursos para ayudar, pero puede informar y llevar a la gente a donde se puede conseguir ayuda. Mucha gente pobre e ignorante no sabe que hay agencias que los puede ayudar en sus problemas de drogadicción, de salud, o legales, etc. El capellán puede servir de intermediario y a la vez dar un testimonio de Dios. Esté seguro de que está recomendando a la gente a un buen lugar. De igual manera establezca una relación con la gente que maneja estas agencias para que tomen en cuenta a las personas que usted recomienda. Por lo general los trabajadores sociales tienen muy buen corazón, pero como todos, trabajan con recursos limitados.

Quizá llegará el día que Dios engrandezca su ministerio y visión, y usted puede establecer una institución benéfica. Cuando Dios está en ello, lo poco es mucho. En cuanto a recoger fondos para financiar un ministerio, alguien me dijo una vez que él que más pidiera, más recibiría. Al oírlo no me gustó porque me pareció oportunista, sin embargo es cierto. Pídales a todos, o sea ofrézcales a todos la oportunidad de hacer el bien, no importa la religión. También comparta su visión y necesidades con los políticos y gente de sociedad. Dios puede mover el corazón de todos.

Las mujeres que se dedican a la capellanía se pueden dedicar a un área de gran necesidad, que es la protección de mujeres sufriendo de abuso sexual y la violencia doméstica. Estas mujeres necesitan consejería cristiana, asesoramiento legal, y un refugio en donde pueden esconderse con sus hijos de sus esposos o compañeros violentos. Refugios de este tipo, igual que clínicas de recuperación de adicciones, merecen el apoyo económico de la comunidad.

Si usted tiene buenos recuerdos de la universidad, considere un ministerio entre estudiantes. Usted puede conseguir recursos de organizaciones como los Navegantes o la Cruzada Estudiantil y Profesional. Quizá le inviten a trabajar con ellos. Si le encantan los niños y jóvenes considere trabajar con clubes bíblicos para niños en hogares. Esto también le dará oportunidad de dar clases de cómo ser buenos padres o de alfabetización de adultos. Investigue las publicaciones de Pro-evangelización de Niños.

Si usted es miembro o tiene contacto con el cuerpo de bomberos o policías, ofrezca ser su capellán. Así usted podrá aconsejar a los oficiales y sus familias en tiempos de crisis, visitar y orar por oficiales enfermos o lastimados. Acompañarlos a hacer notificaciones de muerte, asistir en incidentes de suicidio, proveer por las necesidades espirituales de los presos y ayudar a la gente desamparada y víctimas de fuego o crímenes. También tendrá la oportunidad de orar en ceremonias especiales de reconocimientos, graduaciones y dedicaciones de edificios.

El capellán de hospital puede orar con los enfermos y avisar a su ministro o familiares de su condición. También puede ministrar a los familiares del enfermo en la sala de espera. Después puede visitar a los enfermos en casa, animándoles en su recuperación y presentándoles el plan de salvación. El capellán de asilos de ancianos puede dar compañerismo y organizar programas religiosos o musicales para personas que no pueden salir mucho y a veces están sin visitas familiares. Oí el testimonio de un capellán que cortaba el pelo y las uñas de los residentes, porque las enfermeras no tenían tiempo. Ser capellán no es un trabajo de “glamour.” Recuerden que Jesús también lavó los pies de sus discípulos.

Usted conocerá mejor las necesidades de su pueblo. Quizá Dios le está llamando a ser capellán para suplir estas necesidades. Si es así, su recompensa será grande, como fue prometido en la Palabra de Dios. “Entonces, el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mi lo hicisteis.” Mateo 25:34-40.

Que Dios le bendiga en su nuevo ministerio de capellanía.

PREGUNTAS SOBRE LA LECCIÓN 

  1. ¿Cuál es el ministerio del Capellán?
  2. ¿Cuál es el compromiso que acepta el capellán?
  3. Mencione algunas de las áreas donde trabajan los capellanes.
  4. Menciones algunas de las funciones del capellán.