Ministerio de Pastor

PASTOR. (Del gr. poimen, el que apacienta). 1. El pastor se ocupa de alimentar, confortar, guiar, acompañar y ungir (Sal. 23; Jn. 10.7–16) a la grey. La imagen es tomada del AT (Jer. 2.8, et al.) y adoptada por el cristianismo (Jn. 21.15–17). El vocablo poimén como título oficial del encargado de la iglesia local sólo aparece en Ef. 4.11. El pastor es un líder religioso que comprende y cuida individualmente de su grey, y a quien ellos buscan para encontrar sanidad para sus almas. Los pastores son ordenados a este ministerio cristiano con el fin de que traten con las necesidades espirituales de las personas, enseñen y fortalezcan a los miembros de la iglesia, aconsejen y animen al crecimiento de cada uno de ellos en amor y servicio cristiano. El cuidado de las almas es el centro de la vocación del pastor cristiano. Según Daniel D. Williams: «La tarea pastoral, como la de todo ministro cristiano, es la de corresponder al maravilloso cuidado de Dios por el alma humana y compartir con otros el conocimiento que él tiene del poder salvador de Dios.» Juan A. Mackay ha dicho: «Otras religiones tienen sus profetas y sacerdotes, y hasta sus evangelistas, pero solamente la religión cristiana ha producido un orden de pastor. El pastor cristiano, con su corazón de pastor de ovejas y su vocación pastoral, es único entre los funcionarios religiosos.». 2. Don del Espíritu Santo (Ef. 4.11). Según C. Peter Wagner, «el don de pastor es la habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del cuerpo de Cristo para asumir una responsabilidad personal de largo plazo por el bienestar espiritual de un grupo de creyentes.»

CUIDADO PASTORAL. La expresión es una traducción del inglés pastoral care. Se refiere a la cura de almas con énfasis más pastoral que evangelístico. El vocablo inglés care en este caso no tiene implicaciones médicas. Según C. W. Brister, es «la mutua preocupación de los cristianos por cada uno de ellos y de éstos por el mundo por el cual Cristo murió.» El ministerio del cuidado pastoral debe ser cumplido en el marco de la iglesia y como parte de su misión. Según Wayne Oates, «la práctica pastoral privada de aconsejar, el ministerio pastoral autónomo fuera de la vida de la iglesia, es una violación del carácter básico de este ministerio.»

CURA DE ALMAS. 1. A través de los siglos, la actividad de mostrar el amor y la preocupación de Dios por las personas se ha expresado con la frase en lat. cura animarum. Hasta la Reforma, esta actividad giraba alrededor de la confesión. Después, con la eliminación de la idea de la mediación sacramental de un sacerdote humano, el pastor continuó la actividad en distintas formas. El énfasis católico romano sobre la salvación en su comprensión de la cura de almas (evangelización) fue tomado en círculos protestantes y expresados con la frase «pasión por las almas.» Gradualmente, se fue elaborando otro enfoque de la cura de almas, orientado más bien a la atención pastoral de las personas al nivel de sus necesidades emocionales y espirituales. 2. En medios evangélicos en AL la frase cura de almas casi no se usa para describir el ministerio pastoral a las personas. Expresiones como cuidado pastoral o consejería pastoral son más frecuentes.

CONSEJERIA PASTORAL. 1. Técnicamente es un aspecto específico del ministerio de la cura de almas, llamada cuidado pastoral. Es el arte de ayudar a las personas como un consejero pastoral, sea en situaciones informales de conversaciones y diálogos pastorales o bajo condiciones más formales utilizando métodos psicológicos y recursos espirituales en una serie de entrevistas. Es sinónimo de asesoramiento pastoral. 2. En el uso popular, sin embargo, el consejería pastoral es sinónimo de cuidado pastoral. Según Emilio Castro, se refiere a «la relación entre el pastor y aquellas personas de su rebaño o de la comunidad que recurren a él en busca de ayuda espiritual.»

MINISTERIO PASTORAL. Se refiere a todo lo que cumple un pastor como parte de su ministerio. Pero la palabra «pastoral» señala o enfatiza una actitud. Según Daniel E. Tinao: «Lo pastoral está relacionado con una profunda tradición bíblica e histórica, y más bien debe ser interpretado como una actitud total del hombre de Dios, y no como una tarea entre otras.»

 

PASTORADO. Ejercicio de la vocación de pastor y el período de tiempo de su desarrollo en una determinada iglesia local.

PASTORAL. No es un adjetivo, sino un sustantivo: la pastoral. Según Orlando E. Costas (1942–1987): «Entiéndase por pastoral toda aquella acción que busca correlacionar el evangelio (o la fe cristiana) con las situaciones concretas del diario vivir, sirviendo de puente para la experiencia (internalización, incorporación y actualización) de la fe en la vida cristiana. Y puesto que la vida cotidiana toma diversas formas, la pastoral será tan complicada como la vida misma. De ahí que al hablar de pastoral se necesite concretar la clase de acción a la que se refiere.» Según Plutarco Bonilla, «con este término no se abarca tan sólo la tarea que le corresponde al pastor en tanto ministro de la Palabra y los sacramentos. Tiene que ver, de hecho, con todos y cualquiera de los aspectos de la vida y misión de la iglesia. Y así habrá tantas ‘pastoral de’ como de esos aspectos haya.» El concepto responde a una visión nueva de la misión: bíblica, dinámica e integral.

ACCION PASTORAL. Según Rolando Gutiérrez-Cortés: «La acción pastoral es… el cuidado que se ejerce sobre una necesidad concreta en el nombre de Dios, con sentido de vida eterna. Porque su origen es divino, su sentido es divino y su fin es divino. Ciertamente, es don que ha de desarrollarse en obediencia al señorío de Cristo para bien de quien necesita los servicios del creyente en cualquier situación en que se halle. Es ejercicio que ha de llevarse a cabo desde una base bíblica sobre necesidades concretas ubicadas, con planes estudiados, procedimientos considerados, tiempo estimado, fines acordes con lo que el Espíritu Santo haya indicado claramente como congruentes al propósito de Dios.» También, «La acción pastoral planificada es la respuesta específica, consciente e intencional, a las necesidades de la evangelización. Deberá realizarse en un proceso de participación en todos los niveles de las comunidades y personas interesadas, educándolas en la metodología de análisis de la realidad, para la reflexión sobre dicha realidad a partir del evangelio; la opción por los objetivos y los medios más aptos y su uso más racional para la acción evangelizadora.» Sin acción pastoral la evangelización resulta ineficaz.

 

EN SINTESIS:

Entre los ministerios anotados en la carta a los efesios, figura el ministerio de pastores (Efesios 4:11).

Para muchos cristianos la palabra pastor es uno de los términos preferidos para designar al ministro ordenado. Su uso es consecuente con el ministerio de nuestro Señor, que se aplicaba a sí mismo el término de “pastor”. De modo que los llamados por el Espíritu Santo para el ministerio pastoral, son bajo Cristo pastores ayudantes de las ovejas.

Jesucristo se llama a sí mismo “el buen pastor” (Juan 10:11), y es llamado “el gran pastor de las ovejas” (Hebreos 13:20). Pedro habla del “Príncipe de los pastores” que aparecerá un día (1 Pedro 5:4). Si Jesús es el principal de los pastores, significa que hay pastores asistentes o subordinados; éstos incluyen ministros del evangelio y santos no ordenados en la congregación que poseen el don de aconsejar, de guiar, de advertir y de cuidar al redil. Muchas personas han actuado como pastores espirituales en nuestra propia vida sin haber sido formalmente ordenados al ministerio pastoral.

Numerosos consejeros de jóvenes, maestros de clases bíblicas y directores de grupos de estudios bíblicos y edificación realizados en casas de familia, ejecutan funciones que forman parte y son propias del don pastoral. Tres de las cartas paulinas—1 y 2 Timoteo y Tito—tomaron el nombre de epístolas pastorales. Les dicen a los pastores cómo vigilar a las ovejas. En nuestras cruzadas utilizamos un “plan pastoral”; cada persona que se adelanta como indagante habla con un consejero entrenado (ovejero). Dicho consejero puede ser un laico o un pastor ordenado. Le pedimos al consejero (ovejero) que prosiga su tarea escribiéndole cartas, llamándole por teléfono y visitándolo personalmente hasta que el indagante se halle inmerso en una cálida atmósfera cristiana, ha hecho contactos con otros cristianos, o forma parte de un grupo de oración o de edificación cristiana. Si se encuentra en una soledad forzada (en la cárcel), el pastor le enseña a estudiar la Biblia por su cuenta.

Estamos persuadidos de que miles de cristianos en todo el mundo que jamás serán pastores de iglesias poseen el don de un pastor y pueden ser utilizados para asistir a los ministros en su tarea. Los que tienen ese don deben usarlo al máximo posible, recordando que el no hacerlo así contrista al Espíritu Santo. Muchos pastores de las iglesias están abrumados por exceso de trabajo y les vendría muy bien si se los ayudara en este aspecto. Cada uno de nosotros deberíamos preguntarle a nuestro pastor de qué manera podemos ayudarle.

Además, el uso de la partícula griega “de” antes de “pastores” y la ausencia del artículo antes de “maestros” indican que se trata de un tipo de tareas diferentes de los anteriores ministerios. Aparentemente se trataría de un solo oficio o ministerio, caracterizado por dos ministerios o tareas de servicio: el cuidado pastoral y la función de instrucción o enseñanza.

La palabra “pastor” (poimén) aparece únicamente aquí como título. En su origen el vocablo se refiere al que cuida manadas o rebaños, y que los alimenta. Jesús se llamó a sí mismo “el buen pastor” (Jn. 10:11, 14). Pedro lo llama “pastor” (1 P. 2:25) y “el Príncipe de los pastores” (1 P. 5:4). El autor de la carta a los Hebreos lo llama “el gran pastor de las ovejas” (He. 13:20). El verbo se usa para designar el trabajo del ministro en Juan 21:16; Hechos 20:28 y 1 Pedro 5:2.

El pastor es el que aconseja, guía, advierte y cuida del redil, sin imponerse y con amor. Por ello mismo, el don pastoral no es exclusivo de los pastores ordenados. De hecho, la práctica de la ordenación no es muy clara a la luz del Nuevo Testamento, o por lo menos, no hay evidencia suficiente para la misma, tal como es entendida hoy día en la mayor parte de las iglesias evangélicas. La idea misma de un ministerio pastoral ordenado, tal como se ha desarrollado en la mayoría de las denominaciones evangélicas, parece ser extraña a la enseñanza del Nuevo Testamento. No obstante, como señala C. Peter Wagner: “El don de pastor es la habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para asumir una responsabilidad personal de largo plazo por el bienestar espiritual de un grupo de creyentes.”

La Biblia describe las responsabilidades de quien cumple con el ministerio pastoral en el Cuerpo de Cristo. Por un lado, se nos dice que el pastor es alguien que guía al rebaño (Is. 40:11). Además, se indica que el pastor es alguien que alimenta al rebaño (Jer. 3:15; Hch. 20:28; 1 P. 5:2). Y, finalmente, se presenta al pastor como alguien que protege al rebaño (Hch. 20:28–31). También la Biblia indica las cualidades que debe reunir quien aspira a servir como pastor en pasajes como 1 Timoteo 3:1–7.

Stanley M. Horton: “La palabra pastor aquí no es usada en el sentido moderno de la palabra (nuestros pastores están más cerca de lo que era el anciano-presbítero-obispo del Nuevo Testamento, el oficial administrativo de la iglesia local, quien debía ser también ‘apto para enseñar’; 1 Ti. 3:2). … La preocupación principal del pastor, de acuerdo con el término que aquí se emplea, no es dirigir los asuntos de la iglesia, sino impartir enseñanza. El buen alimento es, por supuesto, la Palabra de Dios.”

A la luz del contexto en Efesios 4, la responsabilidad principal de quien recibe el don y tiene el ministerio de pastor es la de equipar a los creyentes para la obra del ministerio. A lo largo de los siglos se le han asignado al pastor muchísimas responsabilidades que lo han alejado de esta tarea fundamental. La identidad pastoral se ha dibujado con rasgos muy ajenos a la función básica de ser el entrenador principal de los creyentes para el cumplimiento de la misión. Una razón importante para la capacitación profesional del pastor es que use sus conocimientos para equipar y colocar al pueblo de Dios en el ministerio.

Elton Tueblood: “El ministerio es para todos los que son llamados para compartir en la vida de Cristo, pero el pastorado es para aquellos que poseen el don peculiar de poder ayudar a otros hombres y mujeres a practicar cualquier ministerio al cual son llamados.”