Blog del Dr. Henry Alvarez

UNA INVESTIGACIÓN SOBRE EL JESÚS HISTÓRICO

Por   Dr Henry Álvarez MD

Parte I:

 

Introducción

En el siglo VI Dionisio el Exiguo elaboró el calendario que toma en cuenta la encarnación y nacimiento de Jesús, y se reconoce como el fundador de la “Era Cristiana” o “Anno Domini”. Durante los años 20 y 30 DC, el poder político en Palestina se había distribuido en varias personas de las cuales destacan: Herodes Antípas, Tetrarca de Galilea y Perea; Poncio Pilato, procurador de Judea, Samaria, e Idumea; y Caifás el sumo sacerdote en Jerusalén. En el año 30 DC, tres hombres fueron colgados por las autoridades romanas en Judea. Jesús era uno de ellos y ahora es el centro y vida del cristianismo. La meta en esta monografía es investigar sobre quien fue y que hizo Jesús y sus implicaciones en la cristología.

Salazar enseña que:

a) La búsqueda del Jesús histórico es un aporte para la teología en la medida que esta debe presentar a la cultura contemporánea el mensaje cristiano con credibilidad histórica.

b) La investigación sobre el Jesús histórico es importante para la teología porque dicha investigación llena la fe de contenidos concretos.

c) La búsqueda del Jesús histórico no deja convertir la fe en Cristo en una mera doctrina, en un símbolo mítico o en cualquier forma de docetismo o gnosticismo.

d) La investigación sobre el Jesús histórico no deja caer a la fe ni a la teología en el reduccionismo que implica reconocer no solo la divinidad de Jesús, sino recuerda al Jesús resucitado. Hijo de Dios, es el mismo que vivió y murió como judío en Palestina del siglo I después de Cristo.

 

Contexto histórico

            Jesús de Nazareth, la encarnación de la divinidad según Juan 1:1, “sufrió bajo Poncio Pilato” (Credo Apostólico) o como el credo de Nicea proclama “fue crucificado bajo Poncio Pilato.” Estas dos afirmaciones no tendrían valor si se toman aisladas, fuera de su contexto. Consecuentemente, para estudiar y entender la vida del Jesús histórico y todo lo relacionado a Él, se debe entender el contexto histórico en el cual Él y sus seguidores inmediatos vivieron. El fondo histórico para estudiar a Jesús comienza en el Antiguo Testamento o el Tanak de los judíos. Jesús al igual que sus contemporáneos fue familiar con las historias de Adam y  Eva, Abraham y Moisés, David y Salomón. También con algunos de los profetas como Isaías y Jeremías, Daniel y Jonás.

            Jesús y sus discípulos (judíos del primer siglo) también pudieron heredar algunas ideas de los griegos y romanos. Galilea y Judea fueron parte del imperio Griego. En estas regiones el arameo permaneció como un lenguaje popular mientras que hebreo era el lenguaje de las Escrituras y la liturgia. En el año 64 AC, Pompeyo incluyó el territorio de Judea bajo el dominio Romano. De acuerdo a Josefo, Galilea permaneció invencible hasta la conquista total de Jerusalén años después.

 

Literatura que aportan evidencias sobre el Jesús histórico

 La literatura que habla sobre el Jesús histórico por escritores no cristianos, es relativamente poca al tratarse de un personaje tan singular en la historia de la humanidad. Sin embargo, hay documentos fidedignos que dan referencia al Jesús histórico como se muestra en las obras de: Las Epístolas de Plinio el Joven, algunos escritos de Tácito, “La Vida de los Doce Cesares” escrita por Suetonio,  y los escritos de Mara bar Serapion y Julio el Africano.

De fuentes judías podemos señalar en primer lugar a Flavio Josefo, historiador judío que trabajó como traductor e intérprete de Tito y se convirtió en  gran apologista de Roma. Otra de las fuentes literarias más destacada que dan fe del Jesús histórico se encuentra en la literatura rabínica. De este inmenso mundo literario rabínico, el Talmud es el principal. El Talmud hace referencia principalmente sobre la vida, enseñanza y muerte de Jesús. Esta referencia no se encuentra de una forma independiente en una sola narrativa, mucho menos está ubicada de forma exclusiva en alguna de sus secciones, pero si esta diseminada, “como escondida” a lo largo de sus páginas. La intención en mencionar comentarios relacionados con Jesús, su familia y sus discípulos fue para mostrar la superioridad del Judaísmo sobre el Cristianismo. Al mismo tiempo se intentaba revelar cuál era la actitud rabínica, históricamente hablando, frente al Cristianismo en aquellos tiempos. El resultando de este confrontamiento de palabras entre Judaísmo y Cristianismo, fue un beneficio colateral a favor del Jesús histórico porque (de forma indirecta) añade más evidencia a la existencia histórica de Jesús.

De las fuentes extra bíblicas cristianas se demuestra que no todo lo que hizo Jesús o dijo ha quedado registrado en los cuatro Evangelios canónicos. Esto es lo que afirma precisamente Juan 21:25 “Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran con detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían.” Según Eusebio, algunas tradiciones orales acerca de la vida de Jesús comenzaron a circular después de su ascensión. Papías, un Padre de la Iglesia primitiva, manifestó su interés por investigar algunas de estas tradiciones orales. Muchos escritos se han identificado como por ejemplo: los evangelios apócrifos, en especial el Evangelio de Tomas, varios hipotéticos manuscritos como el Q, el Evangelio Secreto de Marcos y el Evangelio de la Cruz; también las variantes textuales que encontramos en varios manuscritos de los evangelios. Por supuesto, el carácter de estas obras varía, desde las muy ortodoxas hasta las claramente heréticas. Solo algunas de ellas tienen utilidad como fuente para la investigación sobre la vida de Jesús.

Otra fuente de información sobre la vida de Jesús son los Ágrafas, lo cual significa, “sin escritos” o “dichos”, refiriéndose pues a los dichos no escritos de Jesús, es decir, auténticos dichos de Jesús que no aparecen en los Evangelios canónicos. Por ejemplo, los dichos del Cristo resucitado. Esta información se puede encontrar en el Nuevo Testamento fuera de los cuatro Evangelios, en manuscritos variantes de los evangelios, los evangelios apócrifos (en especial el Evangelio de Tomas), los escritos de los llamados Padres Apostólicos (por ejemplo, Eusebio) y algunos misceláneos como en el Talmud y el Corán. Lo complicado en la verificación de los Ágrafas es que depende del valor que se le dé al texto donde ellos se encuentran. Finalmente, de las fuentes bíblicas contamos indiscutiblemente con la valiosa evidencia de los cuatro Evangelios, seguido del resto del Nuevo Testamento.

 Continuará…